¿Qué es el TOC?
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El TOC, también llamado neurosis obsesiva-
compulsiva, es un trastorno de ansiedad en el cual las personas tienen
pensamientos, sentimientos, ideas, sensaciones (obsesiones) o comportamientos
repetitivos e indeseables que los impulsan a hacer algo (compulsiones).
Con frecuencia, la persona se comporta de cierta manera para librarse de los
pensamientos obsesivos, pero esto sólo brinda alivio temporal. El hecho de no
llevar a cabo los rituales obsesivos puede causar una enorme ansiedad.
El TOC puede presentar diferentes formas, pero la
más común consiste en la repetición de pensamientos y/o conductas. Los
pensamientos son normalmente desagradables y, a menudo,
los pacientes saben que las conductas que repiten son innecesarias.
Por ello intentan parar estos pensamientos o conductas que
realizan de forma repetitiva, pero se sienten incapaces de conseguirlo. Están
obsesionados por los pensamientos y sienten la
compulsión de llevar a cabo las
conductas. De aquí viene el nombre de
“Trastorno Obsesivo-compulsivo”.
Aunque estos pensamientos y conductas pueden
a veces ser bastante extraños, debemos aclarar que tener problemas
obsesivos no significa que te estés
“volviendo loco/a”. El TOC es una
exageración de pensamientos y conductas corrientes. La
mayoría de la gente considera que, de vez en
cuando, tiene pensamientos inquietantes que no puede sacarse
de la cabeza o lleva a cabo conductas repetitivas que no son realmente
necesarias. Piensa en el número de personas que no puede irse a la cama sin
comprobar que la puerta y el gas están bien cerrados, aunque sepan
positivamente que sí lo están. En algunas personas este tipo de
acciones escapa a su control y se convierten de alguna
manera en un problema. Diversas investigaciones han
demostrado que la línea entre obsesiones “normales” y
“anormales” es a menudo muy vaga. En general consideramos que
una persona sufre un TOC si los problemas se han agravado tanto
como para interferir en su calidad de vida. Se calcula que alrededor del
2% ó 3% de la población tiene alguna forma de TOC, aunque no todas las personas
busquen tratamiento.
Ejemplos de TOC
Descripción de ejemplos típicos de TOC:
La señora A tiene constantemente miedo de
contraer cáncer si toca a otras personas. Teme especialmente tocar a la gente
que ha podido estar en un hospital donde hay pacientes de cáncer en
tratamiento. Además, intenta evitar el roce con otras personas, porque
cualquiera ha podido estar con alguien que haya tenido contacto con el
cáncer. Intenta, incluso, evitar salir de casa por si pudiera entrar en
contacto con gente “contaminada”. Si toca a alguien,
tiene que lavarse luego las manos y la ropa
a conciencia; a veces, invierte horas en ello.
También insiste en que su marido e hijos
deberían quitarse la ropa y lavarse
concienzudamente cada vez que entran
en casa para poder sentirse seguros.
Su familia cada vez se impacienta más.
Además, están molestos con ella por sus constantes
preguntas y demanda de detalles acerca de dónde han
estado. Esto lo hace porque así se asegura de que no han
estado en ningún sitio “peligroso”. Ella sabe
que estos miedos son irracionales pero
no pude quitarse la preocupación de contraer
cáncer si no toma estas precauciones.
El señor B tiene que comprobar las cosas constantemente para prevenir algún percance. Salir de casa puede costarle una hora. Tiene que recorrer la casa entera repetidamente para comprobar que los ceniceros no tengan ninguna colilla encendida, que los enchufes estén desenchufados, que el agua esté cerrada, que el gas esté apagado y que las puertas estén debidamente cerradas. Muchas actividades diarias tiene que repetirlas cierto número de veces antes de poder estar seguro de que todo está hecho correctamente. En el trabajo siempre va atrasado porque tiene que comprobar y volver a comprobar todo lo que hace por si ha cometido algún pequeño error. También en este caso sabe que sus precauciones son realmente exageradas, pero siempre que intenta no llevar a cabo sus comprobaciones se siente tan incómodo que cede y vuelve a comprobar las cosas.
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La señora C tiene pensamientos recurrentes sobre el
deseo de herir a su hijo pequeño. Sus pensamientos a veces están
desencadenados por objetos “peligrosos” como cuchillos o navajas y
necesita esconderlos en “lugares seguros” para
evitar usarlos. En realidad, quiere a su hijo y
es una buena madre, pero está constantemente
invadida por pensamientos que le hacen, de alguna
manera, temer perder el control y atacarlo. Su
preocupación de que se “volverá loca” debido a estos pensamientos
ha ido incrementándose cada vez más. Aunque intenta
olvidarlos, siguen asaltándola varias veces al
día. La única manera de calmarse es provocándose lo que
ella llama un “buen pensamiento”, o sea, decirse una oración a sí misma
un determinado número de veces. De esta forma se alivia temporalmente,
pero los pensamientos no tardan en volver.
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Síntomas del TOC
Los síntomas más comunes del TOC están
descritos a continuación. También se explican los conceptos técnicos que
se usan con más frecuencia:
• Obsesiones o pensamientos
obsesivos o rumiaciones:
Todas estas palabras se usan para describir el
temor inicial o los pensamientos desagradables. Los miedos de la
señora A sobre el cáncer, las preocupaciones del señor B sobre
algún desastre y los pensamientos de la señora C sobre herir a su hijo, son
ejemplos de obsesiones.
Hay tres formas comunes de obsesión. Pueden ser
simples pensamientos, en palabras concretas, como por ejemplo “podría contraer
cáncer”. Pueden ser imágenes mentales, por ejemplo, “la visión” de que sucede
algo terrible. O pueden consistir en fobias de impulsión, como tener necesidad
de herir a alguien. La gente está, a menudo, asustada
por la posibilidad de, un día, llegar
a realizar estos actos impulsivos (por ejemplo,
el miedo de la señora C de herir a su hijo). En realidad, la experiencia con
pacientes con un TOC nos ha demostrado que estos impulsos nunca se llevan a
cabo.
Las áreas más comunes de las obsesiones son las
concernientes a la suciedad y enfermedades, violencia, otro tipo de
daños hacia la gente, sexo y religión. Debido a que los
pensamientos son desagradables y terroríficos, las
personas con TOC se sienten muy molestas y ansiosas.
Lo más frecuente es que esta ansiedad desagradable conduzca a la
persona a realizar algo para intentar sentirse mejor. Estas conductas
(“rituales”) se describen a
continuación. Sin embargo, hay
también algunas personas que tienen
obsesiones sin rituales obvios.
• Compulsiones o rituales
Estos términos se usan para señalar las acciones
que las personas con TOC se sienten en la obligación de realizar. Los
rituales se dividen en dos tipos. Por un lado, hay conductas que
cualquiera sería capaz de detectar a simple vista. La limpieza
de la señora A y las comprobaciones del señor B son ejemplos de
esto. De hecho, limpieza y orden son dos de los tipos más comunes
de rituales obsesivos, aunque hay algunos otros. A menudo,
como en el caso de la señora A , la familia también se ve implicada en ellos.
El otro tipo de ritual es mental, como
los “pensamientos buenos” de la señora C. Obviamente,
nadie puede saber de ellos a menos que la persona los explique.
• Preguntar repetidamente
hasta tranquilizarse
Algunas personas con TOC
realizan repetidamente preguntas (a sus
familiares, al médico, o a otras personas) sobre los
temores que en ese momento tienen porque necesitan que los demás les tranquilicen.
Las preguntas de la señora A por los detalles de los movimientos
de su familia son un ejemplo de la búsqueda de tranquilidad. A
veces la gente puede también invertir tiempo intentando tranquilizarse a ellos
mismos. Por ejemplo, la señora A puede repasar el día mentalmente para
asegurarse de que no ha tocado a nadie “peligroso”.
• Evitación
A menudo, las
preocupaciones están “desencadenadas” por
ciertas situaciones o personas, como el
contacto con la gente para la señora A. La persona con
TOC en estos casos intenta evitar situaciones parecidas con el objetivo
de reducir su miedo. La evitación de la señora A de salir, o la evitación de
los cuchillos de la señora C son ejemplos de ello. Estos pueden ser algunos de
los síntomas más angustiosos del TOC. La vida pasa a estar cada vez más
limitada por las situaciones, gente u objetos que se deben evitar.
Cómo aparece el TOC
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Primero, parece que la gente con un TOC puede
tener simplemente más probabilidades de llegar a estar tensa y
ansiosa de lo que está la mayoría de la gente. De modo que cualquier
experiencia desagradable puede ser peor para ellos que para los demás.
Segundo, la gente con TOC vive, a
menudo, bajo normas muy rígidas, particularmente en las áreas
de moralidad y responsabilidad. Esto significa que un
pensamiento al que la mayoría no daríamos excesiva importancia es
extremadamente desagradable o inaceptable para la persona con TOC.
Tercero, sabemos que los
pensamientos desagradables son peores en momentos de
estrés. El TOC, a menudo, comienza especialmente
en las épocas que suponen enfrentarse a responsabilidades extra
(por ejemplo en la pubertad, cuando se comienza un nuevo trabajo o cuando se
tienen hijos). Una vez que se inicia un TOC, normalmente empeora si la persona
está bajo algún tipo de estrés.
Finalmente, sabemos que la
gente tiene preocupaciones más difíciles de
controlar cuando está muy estresada.
El resultado de todo esto es que la gente con TOC
llega a sentirse muy angustiada cuando tiene ciertos pensamientos.
Este malestar dificulta más aún poder evitarlos, como podrían hacer otras
personas. Existe algún estudio reciente que sugiere que el intento de no pensar
ciertas cosas por parte de la gente con TOC, a menudo provoca el
efecto opuesto. Es un poco como si alguien te dice:
“Ocurra lo que ocurra, no pienses en elefantes rosas” ¿Qué
ocurre? ¡Que inmediatamente piensas en elefantes rosas!
Así, la gente con TOC que se
encuentra atrapada entre graves preocupaciones y
su incapacidad para controlarlas, busca alguna forma de manejarlo y para
ello tiende a desarrollar “rituales”.
¿Por qué los
problemas continúan y empeoran?
Las conductas que suele realizar
la gente con TOC (a las que llamamos “rituales” –ver
sección 1.4-) parecen ser útiles a corto plazo.
Si no puedes librarte tú mismo del miedo a que te
contagien alguna enfermedad, parece lógico intentar
lavarte. Esto probablemente hará que te sientas
mejor al principio. Evitar situaciones concretas o
conseguir que te tranquilicen los amigos o la familia también
te ayuda a sentirte menos preocupado durante algún tiempo. Pero estas conductas
actúan contra ti a largo plazo. Hay dos razones principales para esto.
Primera: puesto que los rituales actúan para
reducir tu malestar, pueden llegar a ser un hábito cada vez mas fuerte.
Es un poco como fumar: 20 cigarrillos por día tienden a convertirse en 30 y
luego en 40 y así sucesivamente. Si te sientes mal y sabes que haciendo
algo concreto te sientes mejor, es natural que lo hagas. El problema es que
pronto tu vida entera está ocupada por rituales y evitaciones, lo que te
impide aprender otras formas de afrontar las preocupaciones.
Segundo, mediante el control del malestar con
rituales nunca llegas a tener la posibilidad de comprobar si lo que temes es
realmente como tú crees. Por definición, tus preocupaciones
son de algún modo poco realistas, pero la única manera de
averiguarlo es enfrentándote a ellas sin rituales. Hay un
viejo chiste sobre un hombre que estaba en la calle moviendo los brazos arriba
y abajo. Cuando alguien le pregunta qué está haciendo, él contesta:
“Ahuyentar a los dragones”. El otro le dice: “Pero si por aquí no
hay dragones”, a lo que el primero responde: “¿Lo ve?, eso
demuestra que funciona”. La persona con TOC puede ser un poco como
este hombre -los rituales sirven para ahuyentar dragones inexistentes-.
Lo que es realmente necesario es aprender que no hay dragones.