viernes, 20 de septiembre de 2013

LA NATURALEZA DEL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO

¿Qué es el TOC?

El TOC, también llamado neurosis obsesiva- compulsiva, es un trastorno de ansiedad en el cual las personas tienen pensamientos, sentimientos, ideas, sensaciones (obsesiones) o comportamientos repetitivos e indeseables que los impulsan a hacer algo (compulsiones).

Con frecuencia, la persona se comporta de cierta manera para librarse de los pensamientos obsesivos, pero esto sólo brinda alivio temporal. El hecho de no llevar a cabo los rituales obsesivos puede causar una enorme ansiedad.


El TOC puede presentar diferentes formas, pero la más común consiste en la repetición de pensamientos y/o conductas.  Los pensamientos  son normalmente  desagradables  y, a menudo,  los pacientes  saben que las conductas  que repiten son innecesarias.  Por ello intentan  parar estos pensamientos  o conductas  que realizan de forma repetitiva, pero se sienten incapaces de conseguirlo. Están obsesionados por los pensamientos  y sienten  la  compulsión  de  llevar  a  cabo  las  conductas.  De  aquí  viene  el  nombre  de “Trastorno Obsesivo-compulsivo”.

Aunque estos pensamientos  y conductas pueden a veces ser bastante extraños, debemos aclarar que tener problemas  obsesivos  no  significa  que  te  estés  “volviendo  loco/a”.  El  TOC  es  una  exageración  de pensamientos  y conductas  corrientes.  La mayoría  de la  gente  considera  que,  de vez en cuando,  tiene pensamientos  inquietantes  que no puede sacarse de la cabeza o lleva a cabo conductas repetitivas que no son realmente necesarias. Piensa en el número de personas que no puede irse a la cama sin comprobar que la puerta y el gas están bien cerrados,  aunque sepan positivamente  que sí lo están. En algunas personas este tipo de acciones  escapa  a su control  y se convierten  de alguna  manera  en un problema.  Diversas investigaciones  han demostrado  que la línea entre  obsesiones  “normales”  y “anormales”  es a menudo muy vaga. En general  consideramos  que una persona  sufre un TOC si los problemas  se han agravado tanto como para interferir en su calidad de vida. Se calcula que alrededor  del 2% ó 3% de la población tiene alguna forma de TOC, aunque no todas las personas busquen tratamiento.

Ejemplos de TOC

Descripción de ejemplos típicos de TOC:

La señora A tiene constantemente  miedo de contraer cáncer si toca a otras personas. Teme especialmente tocar a la gente que ha podido estar en un hospital donde hay pacientes de cáncer en tratamiento. Además, intenta evitar el roce con otras personas, porque cualquiera  ha podido estar con alguien que haya tenido contacto con el cáncer. Intenta, incluso, evitar salir de casa por si pudiera entrar en contacto con gente “contaminada”.  Si toca  a alguien,  tiene  que  lavarse  luego  las manos  y la ropa  a conciencia;  a veces, invierte  horas  en ello.   También  insiste  en que  su marido  e hijos  deberían  quitarse  la ropa  y lavarse concienzudamente   cada  vez  que  entran  en  casa  para  poder  sentirse  seguros.  Su  familia  cada  vez  se impacienta  más. Además,  están molestos  con ella por sus constantes  preguntas  y demanda  de detalles acerca  de dónde  han estado.  Esto lo hace porque así se asegura  de que no han estado  en ningún  sitio “peligroso”.  Ella  sabe  que  estos  miedos  son  irracionales  pero  no  pude  quitarse  la  preocupación  de contraer cáncer si no toma estas precauciones.


El señor B tiene  que comprobar  las cosas constantemente  para prevenir  algún  percance.  Salir de casa puede  costarle  una  hora.  Tiene  que  recorrer  la  casa  entera  repetidamente   para  comprobar  que  los ceniceros  no tengan ninguna  colilla encendida,  que los enchufes  estén desenchufados,  que el agua esté cerrada, que el gas esté apagado y que las puertas estén debidamente cerradas. Muchas actividades diarias tiene  que  repetirlas  cierto  número  de  veces  antes  de  poder  estar  seguro  de  que  todo  está  hecho correctamente.  En el trabajo siempre va atrasado porque tiene que comprobar  y volver a comprobar todo lo que hace por si ha cometido algún pequeño error. También en este caso sabe que sus precauciones  son realmente  exageradas,  pero  siempre  que  intenta  no  llevar  a  cabo  sus  comprobaciones   se  siente  tan incómodo que cede y vuelve a comprobar las cosas.



La señora C tiene pensamientos recurrentes sobre el deseo de herir a su hijo pequeño. Sus pensamientos a veces están desencadenados  por objetos “peligrosos”  como cuchillos o navajas y necesita esconderlos  en “lugares  seguros”  para  evitar  usarlos.  En realidad,  quiere  a su hijo  y es una  buena  madre,  pero  está constantemente  invadida  por pensamientos  que le hacen,  de alguna  manera,  temer  perder  el control  y atacarlo. Su preocupación  de que se “volverá loca” debido a estos pensamientos  ha ido incrementándose cada  vez más.  Aunque  intenta  olvidarlos,  siguen  asaltándola  varias  veces  al día.  La única  manera  de calmarse es provocándose  lo que ella llama un “buen pensamiento”,  o sea, decirse una oración a sí misma un determinado número de veces. De esta forma se alivia temporalmente,  pero los pensamientos no tardan en volver.







Síntomas del TOC

Los síntomas más comunes  del TOC están descritos a continuación.  También se explican los conceptos técnicos que se usan con más frecuencia:

•    Obsesiones o pensamientos obsesivos o rumiaciones:
Todas estas palabras se usan para describir el temor inicial o los pensamientos  desagradables.  Los miedos de la señora A  sobre el cáncer, las preocupaciones  del señor B sobre algún desastre y los pensamientos de la señora C sobre herir a su hijo, son ejemplos de obsesiones.
Hay tres formas comunes de obsesión. Pueden ser simples pensamientos, en palabras concretas, como por ejemplo “podría contraer cáncer”. Pueden ser imágenes mentales, por ejemplo, “la visión” de que sucede algo terrible. O pueden consistir en fobias de impulsión, como tener necesidad de herir a alguien. La gente está,  a  menudo,  asustada  por  la  posibilidad  de,  un  día,  llegar  a  realizar  estos  actos  impulsivos  (por ejemplo, el miedo de la señora C de herir a su hijo). En realidad, la experiencia con pacientes con un TOC nos ha demostrado que estos impulsos nunca se llevan a cabo.

Las áreas más comunes de las obsesiones son las concernientes  a la suciedad y enfermedades,  violencia, otro tipo de daños hacia la gente, sexo y religión.  Debido  a que los pensamientos  son desagradables  y terroríficos,  las personas  con TOC  se sienten  muy molestas  y ansiosas.  Lo más frecuente  es que esta ansiedad desagradable  conduzca a la persona a realizar algo para intentar sentirse mejor. Estas conductas (“rituales”)   se  describen   a  continuación.   Sin  embargo,   hay  también   algunas   personas   que  tienen obsesiones sin rituales obvios.

•    Compulsiones  o rituales
Estos términos se usan para señalar las acciones que las personas con TOC se sienten en la obligación de realizar.  Los rituales se dividen en dos tipos. Por un lado, hay conductas  que cualquiera  sería capaz de detectar  a simple vista. La limpieza  de la señora A y las comprobaciones  del señor B son ejemplos  de esto. De hecho, limpieza  y orden son dos de los tipos más comunes  de rituales  obsesivos,  aunque  hay algunos otros. A menudo, como en el caso de la señora A , la familia también se ve implicada en ellos.
El otro tipo de ritual  es mental,  como los “pensamientos  buenos”  de la señora  C. Obviamente,  nadie puede saber de ellos a menos que la persona los explique.

•    Preguntar repetidamente  hasta tranquilizarse
Algunas  personas  con  TOC  realizan  repetidamente  preguntas  (a  sus  familiares,  al  médico,  o a  otras personas) sobre los temores que en ese momento tienen porque necesitan que los demás les tranquilicen. Las preguntas  de la señora  A por los detalles  de los movimientos  de su familia  son un ejemplo  de la búsqueda de tranquilidad. A veces la gente puede también invertir tiempo intentando tranquilizarse a ellos mismos. Por ejemplo, la señora A puede repasar el día mentalmente  para asegurarse de que no ha tocado a nadie “peligroso”.

•    Evitación
A  menudo,  las  preocupaciones   están  “desencadenadas”   por  ciertas  situaciones  o  personas,  como  el contacto  con la gente  para la señora  A. La persona  con TOC en estos casos intenta  evitar situaciones parecidas con el objetivo de reducir su miedo. La evitación de la señora A de salir, o la evitación de los cuchillos de la señora C son ejemplos de ello. Estos pueden ser algunos de los síntomas más angustiosos del TOC. La vida pasa a estar cada vez más limitada  por las situaciones,  gente u objetos que se deben evitar.





Cómo aparece el TOC


Como dijimos  en la sección  1.2 la experiencia  de tener pensamientos  no deseados,  intrusivos es muy común. Numerosas investigaciones  muestran que el 90% o más de la población tiene pensamientos  como estos por lo menos alguna vez. La cuestión es, por lo tanto, por qué para alguna gente esto se convierte en un problema que se les va de las manos y llega a ser incontrolable.  Las investigaciones  están todavía en un estadio inicial, pero parece haber algunas respuestas a esta cuestión.

Primero,  parece que la gente con un TOC puede tener simplemente  más probabilidades  de llegar a estar tensa y ansiosa de lo que está la mayoría de la gente. De modo que cualquier  experiencia  desagradable puede ser peor para ellos que para los demás.

Segundo,  la gente con TOC vive, a menudo,  bajo normas  muy rígidas, particularmente  en las áreas de moralidad  y responsabilidad.  Esto significa que un pensamiento  al que la mayoría no daríamos excesiva importancia es extremadamente  desagradable o inaceptable para la persona con TOC.

Tercero,  sabemos  que  los pensamientos  desagradables  son peores  en momentos  de estrés.  El TOC,  a menudo,  comienza  especialmente  en las épocas que suponen enfrentarse  a responsabilidades  extra (por ejemplo en la pubertad, cuando se comienza un nuevo trabajo o cuando se tienen hijos). Una vez que se inicia un TOC, normalmente empeora si la persona está bajo algún tipo de estrés.

Finalmente,  sabemos  que  la  gente  tiene  preocupaciones  más  difíciles  de  controlar  cuando  está  muy estresada.

El resultado de todo esto es que la gente con TOC llega a sentirse muy angustiada  cuando tiene ciertos pensamientos.  Este malestar dificulta más aún poder evitarlos, como podrían hacer otras personas. Existe algún estudio reciente que sugiere que el intento de no pensar ciertas cosas por parte de la gente con TOC, a menudo  provoca  el efecto  opuesto.  Es un poco como  si alguien  te dice: “Ocurra  lo que  ocurra,  no pienses en elefantes rosas” ¿Qué ocurre? ¡Que inmediatamente  piensas en elefantes rosas!
Así, la gente  con TOC  que  se encuentra  atrapada  entre  graves  preocupaciones  y su incapacidad  para controlarlas, busca alguna forma de manejarlo y para ello tiende a desarrollar “rituales”.

¿Por qué los problemas continúan y empeoran?

Las conductas  que suele  realizar  la gente  con TOC  (a las que llamamos  “rituales”  –ver sección  1.4-) parecen  ser útiles  a corto  plazo.  Si no puedes  librarte  tú mismo  del miedo  a que te contagien  alguna enfermedad,  parece  lógico intentar  lavarte.  Esto probablemente  hará  que te sientas  mejor  al principio. Evitar situaciones  concretas  o conseguir  que te tranquilicen  los amigos  o la familia también te ayuda a sentirte menos preocupado durante algún tiempo. Pero estas conductas actúan contra ti a largo plazo. Hay dos razones principales para esto.

Primera:  puesto que los rituales actúan para reducir tu malestar,  pueden llegar a ser un hábito cada vez mas fuerte. Es un poco como fumar: 20 cigarrillos por día tienden a convertirse en 30 y luego en 40 y así sucesivamente.  Si te sientes mal y sabes que haciendo algo concreto te sientes mejor, es natural que lo hagas. El problema es que pronto tu vida entera está ocupada por rituales y evitaciones,  lo que te impide aprender otras formas de afrontar las preocupaciones.


Segundo, mediante el control del malestar con rituales nunca llegas a tener la posibilidad de comprobar si lo que temes es realmente  como tú crees. Por definición,  tus preocupaciones  son de algún modo poco realistas,  pero la única manera  de averiguarlo  es enfrentándote  a ellas sin rituales.  Hay un viejo chiste sobre un hombre que estaba en la calle moviendo los brazos arriba y abajo. Cuando alguien le pregunta qué está haciendo,  él contesta:  “Ahuyentar  a los dragones”.  El otro le dice: “Pero si por aquí no hay dragones”,  a lo que el primero responde:  “¿Lo ve?, eso demuestra  que funciona”.  La persona con TOC puede ser un poco como este hombre -los rituales sirven para ahuyentar dragones inexistentes-.  Lo que es realmente necesario es aprender que no hay dragones.

EL TRATAMIENTO DEL TOC




La base del tratamiento


Los rituales  conductuales  [observables],  rituales  mentales,  y la búsqueda  de tranquilidad  con preguntas son, de alguna manera, todos iguales. Son maneras mediante las cuales la gente con TOC intenta reducir el malestar proveniente  de sus preocupaciones.  Los terapeutas   decimos que son formas de “neutralizar” las preocupaciones  de la gente.  Como explicamos  en la Primera  Parte,  el problema  es que, aunque  la neutralización  puede funcionar  a corto plazo, hace que las cosas, a la larga, empeoren.  El objetivo  del tratamiento es que los pacientes comprueben que los miedos son infundados y que pueden afrontarlos sin rituales.

 Evaluación de los problemas


Antes de comenzar  el tratamiento,  tu terapeuta  necesitará  llevar a cabo una completa  evaluación  de tus problemas individuales.  Normalmente,  el tratamiento  sigue ciertas pautas generales,  pero sólo puede ser efectivo  si está  adaptado  para  ti de forma  individual.  Parte  de la evaluación  consistirá  en entrevistas clínicas,   pero  normalmente   una  parte  importante   depende   de  ti.  El  terapeuta   necesita   tener  una descripción    detallada  de  tus  problemas  antes  de  poder  abordarlos.  A  menudo,  la  mejor  manera  de conseguirlo es que lleves un registro [donde vas apuntando las obsesiones  y rituales]. Estos registros “en el momento” son mucho más útiles que intentar recordar cada cosa y decírsela al terapeuta en la clínica.

Debido a que los rituales y evitaciones llegan a ser fuertes hábitos, será difícil apuntar todas las conductas que tienes que cambiar. Puede ser útil responderte a dos preguntas:
. ¿Qué hago normalmente debido a mis miedos?
Esto te dirá algo sobre tu forma de “neutralizar” el malestar.
. ¿Qué dejo de hacer o dónde dejo de ir por mis miedos?.
Esto te dirá las cosas que evitas.
Conseguir  una descripción  completa  de tus problemas  es esencial  para un tratamiento  riguroso,  así que cuéntale a tu terapeuta cualquier cosa que recuerdes.

El tratamiento psicológico


Después de que tu terapeuta haya recogido suficiente información (quizás en dos o tres sesiones) hará un plan  de  tratamiento   individualizado.   Las  perspectivas   para  los  pacientes   de  TOC  han  mejorado notablemente desde 1970. Antes de entonces, el TOC duraba muchos años e incluso toda la vida. Con los tratamientos   modernos,   las  investigaciones   muestran   que  el  70%-80%   de  los  pacientes   mejoran muchísimo  en  unos  meses  y  que  se  recuperan  bien.  Sin  embargo,  es  importante  entender  que  las probabilidades  de éxito dependen sobre todo de ti. El tratamiento que te proponemos es muy activo, y el éxito depende de tus esfuerzos. Tu terapeuta te ofrecerá apoyo y consejo pero, al final, tu implicación en el tratamiento es lo más importante.
Para la mayoría de las personas con un TOC, el tratamiento recomendable  es lo que se llama “Exposición en vivo con prevención de respuesta”. Como decíamos antes, el tratamiento tiene que ser planeado individualmente,  así que no podemos darte una idea exacta de lo que va a ocurrir o de cuánto va a durar. Sin embargo, podemos realizar una descripción general.
Básicamente  “la exposición  y prevención de respuesta” significa que necesitas exponerte tú mismo a los objetos  y  situaciones  que  temes  de  modo  que  puedas  prevenir  tu  neutralización   habitual,  (rituales, evitaciones,  etc.).  Por  ejemplo,  la señora  A podría  necesitar  tocar  gente  “peligrosa”  (exponerse)  y no lavarse  después  (prevención  de respuesta).  De esta manera  puedes  familiarizarte  con las cosas  que te preocupan y aprender que nada terrible sucederá. Los detalles de cómo o con cuánta rapidez te expondrás a las situaciones preocupantes  y qué conductas neutralizantes debes dejar de hacer es algo que se trabajará con tu terapeuta. Normalmente se hace poco a poco, comenzando con las tareas más fáciles y aumentando hasta las más difíciles.
Esto probablemente  parece un trabajo duro y en efecto puede serlo. Sin embargo, mucha gente considera que con un tipo adecuado de ayuda y apoyo pueden llevar a cabo el programa  y superar sus problemas. Los cambios se hacen gradualmente  y siempre a tu ritmo.

Algunas  personas  que  tienen  pocos  o  ningún  ritual  y  para  los  que  el  principal  problema  son  los pensamientos en sí mismos, pueden necesitar también diferentes tratamientos. Estos tratamientos incluyen aprender  a controlar  los pensamientos  directamente  o a disminuir  la angustia  que provocan  hasta  que resulte más fácil rechazarlos.

Tratamiento con fármacos


Este manual está enfocado al tratamiento  psicológico  del TOC. Sin embargo,  hay algunos fármacos que pueden ser de gran ayuda para muchas personas. Algunos medicamentos  sólo pueden ser prescritos por el médico, así que necesitarás hablar con tu médico de cabecera o con  un psiquiatra.
Los  fármacos  usados  con  más  frecuencia  en  el  TOC  son  diferentes  tipos  de  “antidepresivos”.   Esto significa  que  son fármacos  designados  para  combatir  la depresión.  Algunos  de ellos  pueden  ayudar  a gente  con  TOC,  incluso  aunque  no  estén  profundamente   deprimidos.   Los  que  se  recetan  con  más frecuencia   son  clomipramina   (también   conocido   como   Anafranil),   fluoxetina   (Prozac,   Renerurón, Adofén)  y fluvoxamina  (Dumirox).  El  tratamiento  con  fármacos  no se hace  en lugar  del  tratamiento psicológico.  Los  dos  tipos  de intervención  son  compatibles  y pueden  complementarse.   Los  fármacos pueden ayudar a afrontar el problema  a corto plazo mientras  que el tratamiento  psicológico  te ayuda a aprender nuevas estrategias para afrontarlo a largo plazo.
Hay dos  puntos  importantes  que  recordar  si estás  tomando  medicación  antidepresiva.  Primero,  no es adictiva.  Por lo tanto,  no necesitas  preocuparte  por este tipo de problema.  Segundo,  necesitas  tomarla normalmente   de  dos  a  cuatro  semanas  antes  de  que  notes  los  efectos  beneficiosos.   Puede  también producir algún efecto secundario. Si esto sucede, coméntalo con tu médico.

Algunos puntos importantes en el tratamiento psicológico

Debería subrayarse  que el tratamiento es una tarea común entre tú y tu terapeuta. Aunque algunas de las cosas que se te piden puede ser difícil, nunca tendrás que hacer algo con lo que no estés de acuerdo. En definitiva, siempre eres tú quien decide.
Durante el tratamiento puedes encontrarte con que tus terapeutas te pidan que lleves a cabo tareas que no parecen conductas  “corrientes”.  Por ejemplo,  a alguien que se limpie demasiado  las manos se le puede pedir  que por algún tiempo  no se las limpie.  Evidentemente,  la mayoría  de nosotros  nos lavamos  las manos  cada  día,  pero lo que  sucede  en el tratamiento  no es   necesariamente  lo que  se considera  una conducta  “habitual”.  Si  alguien  se  rompe  una  rodilla,  le  ponemos  yeso,  pero  esto  no  significa  que debamos llevar yeso en la pierna toda la vida. De forma similar, lo que hacemos en el tratamiento  no es necesariamente  lo que tú vas a hacer normalmente cuando estés bien.

Alguna gente, durante el tratamiento,  a veces, no se siente muy segura respecto a qué es corriente y qué no lo es. No te preocupes si esto sucede. Una vez el tratamiento te haya  ayudado a reducir tus excesivas preocupaciones,  serás  libre  de  decidir  tus  propias  normas,  normas  que  no estarán  controladas  por  el miedo.
La mayoría  de personas  se sienten  incómodas  en algún momento  del tratamiento.  Intenta  que esto no interfiera en el programa de tratamiento. El malestar se atenuará tan pronto como mejoras y al menos este malestar habrá servido de algo. El malestar es habitual e incluso necesario.  No puedes perder un hábito fuerte que ha crecido durante meses o años sin algo de malestar. Sería más fácil para todos nosotros si el tratamiento fuera más sencillo pero, por ahora, no existe una forma de tratamiento más “fácil”.
Por supuesto,  hay formas de mantener el malestar sin llegar al límite. Tu familia y amigos pueden darte apoyo y animarte, (ver sección 2.6 siguiente). Puede también ser de gran ayuda planificar actividades que te diviertan para ayudarte a distraerte después de las tareas difíciles.

Cómo conseguir que el tratamiento funcione lo mejor posible


Primero,  sé honesto con tu terapeuta  sobre tus éxitos y fracasos.  Puede ser una tentación  no mencionar algunos fracasos en el programa, pero esto no te ayudará. Es habitual que las cosas sean difíciles a veces, pero  tu  terapeuta  necesita  saber  qué  está  sucediendo  para  poder    ayudarte.  Los  fracasos  pueden,  en realidad,  tener  un  valor  positivo  para  ayudarnos  a  aprender  más  sobre  los  problemas  y estar  mejor preparados para futuras dificultades.

Segundo, no dejes de mencionar los pensamientos  desagradables  o embarazosos.  Por definición, algunos pensamientos  obsesivos son desagradables  o absurdos, pero a tu terapeuta no le llamarán la atención ni se ofenderá  por ellos. Muchas otras personas han tenido los mismos pensamientos.

Tercero,  intenta  ser estricto  contigo  mismo al decidir  si una conducta  es obsesiva  o no. A menudo,  la mejor norma es asumir que una preocupación es obsesiva hasta que tu terapeuta y tú os ponéis de acuerdo en que no lo es. Esto se puede  aplicar  particularmente  cuando  tienes  la necesidad  imperiosa  de hacer preguntas sobre algún tema para que te tranquilicen. Puede ser muy duro no preguntar, pero es importante que aprendas  a afrontarlo,  sin depender  demasiado  de tu familia  o amigos.  Ellos pueden  ayudarte,  sin responder cada vez que preguntes para tranquilizarte o sin facilitarte el llevar a cabo tus rituales.
Finalmente,  puede  ser  de  gran  ayuda  tener  un  plan  para  cuando  cometas  errores  y cambies  algunos rituales.   A menudo el mejor plan es “deshacer”  el ritual de forma deliberada.  Por ejemplo,  si te lavas cuando  no lo deberías  hacer  podrías  darte  la vuelta  y tocar  deliberadamente  algo  sucio.  Tu terapeuta puede ayudarte a trabajar en un plan que te ayudará.

Consejos para la familia y los amigos

Primero, no apoyes sus rituales (por ejemplo lavarse las manos o comprobar algo), y no lo tranquilices si los lleva a cabo.
Sería más fácil para ti y a el/ella le resultaría más agradable si cedieras, pero eso hace que los problemas empeoren  a  largo  plazo.  Obviamente  esto  puede  ser  difícil,  pero  todos  deseamos  ayudar  a  quienes queremos.  Es en este momento  cuando el principio  de “Quien bien te quiere te hará llorar” se aplica a menudo. El terapeuta puede discutir contigo la manera de manejar la situación. A menudo lo mejor para quienes  conviven  con  la  persona  que  padece  TOC  es  no  entrar  en  polémica  y decir  tranquilamente “hemos acordado que hacer esto no ayuda” y entonces abandonar la situación.

Segundo,  no te enfades si tu familiar se olvida del programa  de tratamiento.  Enfadarse  le haría sentirse peor y acabaría empeorando el problema. En lugar de eso, intenta concentrarte en apoyar los esfuerzos de tu familiar  y en elogiarlo  cuando  hace algo bien. Si rompe los acuerdos  sé firme,  pero recuérdale  con calma que eso no le ayuda a largo plazo. Intenta hablar con él/ella sobre algo mucho más positivo.
Recuerda que cuesta mucho esfuerzo abordar un problema como éste. Aunque sus preocupaciones  pueden no tener sentido para ti, recuerda que el miedo es muy real para quien lo sufre. Piensa en algo que temas. Por  ejemplo,  podrías  tener  miedo  a las alturas  –imagina  lo asustado  que  estarías  si alguien  intentara ponerte en lo alto de un gran edificio. Eso es justo lo que puede llegar a sentir una persona con TOC cada vez  que  se  enfrenta  a  una  situación  que  teme,  incluso  aunque  racionalmente  sepa  que  el  miedo  es infundado.

Cómo mantener la mejora


Primero,  es  importante  reconocer  que  necesitarás  mantenerte   alerta  durante  algún  tiempo.  Es  fácil equivocarse  y caer en los malos hábitos. Un ritual no significa que tú hayas recaído, pero es algo a lo que hay que enfrentarse con decisión, antes de que lleve a más rituales. Obligarte a enfrentarte a esos miedos sin rituales y mira cómo disminuyen. Una buena regla que se puede adoptar es: “¡ Si te asusta, hazlo!”.

Segundo, sabemos que los problemas obsesivos son generalmente  peores cuando estás bajo algún tipo de tensión. Necesitas estar más alerta en esos momentos y aprender maneras mejores de afrontar los miedos, particularmente  cuando te encuentres estresado. Tu terapeuta puede ayudarte con esto.


Finalmente, recuerda que tus problemas obsesivos están vinculados al resto de tu vida. Si tienes una vida plena  y satisfactoria,  las  obsesiones  son  probablemente  menos  problema.  Puedes  también  notar  que cuando tus problemas obsesivos disminuyen  dispones de más tiempo libre. Intenta encontrar cosas que te diviertan  en esos momentos:  sal con tu familia  o amigos,  vuelve al trabajo,  recupera  tus aficiones,  tus clases. Usa ahora el tiempo que tienes disponible.



TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO. Una guía para los pacientes y sus familias. 
David Westbrook
Traducción y adaptación: Nadine Riesco
Recopilación: Rosa Nicola. Estudiante de Psicología