La base del tratamiento
Los rituales
conductuales [observables], rituales
mentales, y la búsqueda de tranquilidad con preguntas son, de alguna manera, todos
iguales. Son maneras mediante las cuales la gente con TOC intenta reducir el
malestar proveniente de sus
preocupaciones. Los terapeutas decimos que son formas de “neutralizar” las
preocupaciones de la gente. Como explicamos en la Primera
Parte, el problema es que, aunque la neutralización puede funcionar a corto plazo, hace que las cosas, a la
larga, empeoren. El objetivo del tratamiento es que los pacientes
comprueben que los miedos son infundados y que pueden afrontarlos sin rituales.
Evaluación de los problemas
Antes de comenzar el
tratamiento, tu terapeuta necesitará
llevar a cabo una completa
evaluación de tus problemas
individuales. Normalmente, el tratamiento sigue ciertas pautas generales, pero sólo puede ser efectivo si está
adaptado para ti de forma
individual. Parte de la evaluación consistirá
en entrevistas clínicas,
pero normalmente una
parte importante depende
de ti. El
terapeuta necesita tener
una descripción detallada de
tus problemas antes
de poder abordarlos.
A menudo, la
mejor manera de conseguirlo es que lleves un registro
[donde vas apuntando las obsesiones y
rituales]. Estos registros “en el momento” son mucho más útiles que intentar
recordar cada cosa y decírsela al terapeuta en la clínica.
Debido a que los rituales y evitaciones llegan a ser fuertes
hábitos, será difícil apuntar todas las conductas que tienes que cambiar. Puede
ser útil responderte a dos preguntas:
. ¿Qué hago normalmente debido a mis miedos?
Esto te dirá algo sobre tu forma de “neutralizar” el
malestar.
. ¿Qué dejo de hacer o dónde dejo de ir por mis miedos?.
Esto te dirá las cosas que evitas.
Conseguir una
descripción completa de tus problemas es esencial
para un tratamiento
riguroso, así que cuéntale a tu
terapeuta cualquier cosa que recuerdes.
El tratamiento psicológico
Después de que tu terapeuta haya recogido suficiente
información (quizás en dos o tres sesiones) hará un plan de
tratamiento individualizado. Las
perspectivas para los
pacientes de TOC
han mejorado notablemente desde
1970. Antes de entonces, el TOC duraba muchos años e incluso toda la vida. Con
los tratamientos modernos, las
investigaciones muestran que
el 70%-80% de
los pacientes mejoran muchísimo en unos meses
y que se
recuperan bien. Sin
embargo, es importante
entender que las probabilidades de éxito dependen sobre todo de ti. El
tratamiento que te proponemos es muy activo, y el éxito depende de tus esfuerzos.
Tu terapeuta te ofrecerá apoyo y consejo pero, al final, tu implicación en el
tratamiento es lo más importante.
Para la mayoría de las personas con un TOC, el tratamiento
recomendable es lo que se llama
“Exposición en vivo con prevención de respuesta”. Como decíamos antes, el tratamiento
tiene que ser planeado individualmente,
así que no podemos darte una idea exacta de lo que va a ocurrir o de
cuánto va a durar. Sin embargo, podemos realizar una descripción general.
Básicamente “la
exposición y prevención de respuesta”
significa que necesitas exponerte tú mismo a los objetos y
situaciones que temes
de modo que
puedas prevenir tu
neutralización habitual, (rituales, evitaciones, etc.).
Por ejemplo, la señora
A podría necesitar tocar
gente “peligrosa” (exponerse)
y no lavarse después (prevención
de respuesta). De esta
manera puedes familiarizarte con las cosas
que te preocupan y aprender que nada terrible sucederá. Los detalles de
cómo o con cuánta rapidez te expondrás a las situaciones preocupantes y qué conductas neutralizantes debes dejar de
hacer es algo que se trabajará con tu terapeuta. Normalmente se hace poco a
poco, comenzando con las tareas más fáciles y aumentando hasta las más
difíciles.
Esto probablemente
parece un trabajo duro y en efecto puede serlo. Sin embargo, mucha gente
considera que con un tipo adecuado de ayuda y apoyo pueden llevar a cabo el
programa y superar sus problemas. Los
cambios se hacen gradualmente y siempre
a tu ritmo.
Algunas personas que
tienen pocos o
ningún ritual y
para los que
el principal problema
son los pensamientos en sí
mismos, pueden necesitar también diferentes tratamientos. Estos tratamientos
incluyen aprender a controlar los pensamientos directamente
o a disminuir la angustia que provocan
hasta que resulte más fácil
rechazarlos.
Tratamiento con fármacos
Este manual está enfocado al tratamiento psicológico
del TOC. Sin embargo, hay algunos
fármacos que pueden ser de gran ayuda para muchas personas. Algunos
medicamentos sólo pueden ser prescritos
por el médico, así que necesitarás hablar con tu médico de cabecera o con un psiquiatra.
Los fármacos usados
con más frecuencia
en el TOC
son diferentes tipos
de “antidepresivos”. Esto significa que
son fármacos designados para
combatir la depresión. Algunos
de ellos pueden ayudar
a gente con TOC,
incluso aunque no
estén profundamente deprimidos.
Los que se
recetan con más frecuencia son
clomipramina (también conocido
como Anafranil), fluoxetina
(Prozac, Renerurón, Adofén) y fluvoxamina
(Dumirox). El tratamiento
con fármacos no se hace
en lugar del tratamiento psicológico. Los
dos tipos de intervención son
compatibles y pueden complementarse. Los
fármacos pueden ayudar a afrontar el problema a corto plazo mientras que el tratamiento psicológico
te ayuda a aprender nuevas estrategias para afrontarlo a largo plazo.
Hay dos puntos importantes
que recordar si estás
tomando medicación antidepresiva. Primero,
no es adictiva. Por lo
tanto, no necesitas preocuparte
por este tipo de problema.
Segundo, necesitas tomarla normalmente de
dos a cuatro
semanas antes de
que notes los efectos
beneficiosos. Puede también producir algún efecto secundario. Si
esto sucede, coméntalo con tu médico.
Algunos puntos importantes en el tratamiento psicológico
Debería subrayarse
que el tratamiento es una tarea común entre tú y tu terapeuta. Aunque
algunas de las cosas que se te piden puede ser difícil, nunca tendrás que hacer
algo con lo que no estés de acuerdo. En definitiva, siempre eres tú quien
decide.
Durante el tratamiento puedes encontrarte con que tus
terapeutas te pidan que lleves a cabo tareas que no parecen conductas “corrientes”.
Por ejemplo, a alguien que se
limpie demasiado las manos se le puede
pedir que por algún tiempo no se las limpie. Evidentemente, la mayoría
de nosotros nos lavamos las manos
cada día, pero lo que
sucede en el tratamiento no es
necesariamente lo que se considera
una conducta “habitual”. Si
alguien se rompe
una rodilla, le
ponemos yeso, pero
esto no significa
que debamos llevar yeso en la pierna toda la vida. De forma similar, lo
que hacemos en el tratamiento no es
necesariamente lo que tú vas a hacer
normalmente cuando estés bien.
Alguna gente, durante el tratamiento, a veces, no se siente muy segura respecto a
qué es corriente y qué no lo es. No te preocupes si esto sucede. Una vez el
tratamiento te haya ayudado a reducir
tus excesivas preocupaciones, serás libre
de decidir tus
propias normas, normas
que no estarán controladas
por el miedo.
La mayoría de
personas se sienten incómodas
en algún momento del
tratamiento. Intenta que esto no interfiera en el programa de
tratamiento. El malestar se atenuará tan pronto como mejoras y al menos este
malestar habrá servido de algo. El malestar es habitual e incluso
necesario. No puedes perder un hábito
fuerte que ha crecido durante meses o años sin algo de malestar. Sería más
fácil para todos nosotros si el tratamiento fuera más sencillo pero, por ahora,
no existe una forma de tratamiento más “fácil”.
Por supuesto, hay
formas de mantener el malestar sin llegar al límite. Tu familia y amigos pueden
darte apoyo y animarte, (ver sección 2.6 siguiente). Puede también ser de gran
ayuda planificar actividades que te diviertan para ayudarte a distraerte después
de las tareas difíciles.
Cómo conseguir que el tratamiento funcione lo mejor posible
Primero, sé honesto
con tu terapeuta sobre tus éxitos y
fracasos. Puede ser una tentación no mencionar algunos fracasos en el programa,
pero esto no te ayudará. Es habitual que las cosas sean difíciles a veces,
pero tu
terapeuta necesita saber
qué está sucediendo
para poder ayudarte.
Los fracasos pueden,
en realidad, tener un
valor positivo para
ayudarnos a aprender
más sobre los problemas y estar
mejor preparados para futuras dificultades.
Segundo, no dejes de mencionar los pensamientos desagradables
o embarazosos. Por definición,
algunos pensamientos obsesivos son
desagradables o absurdos, pero a tu
terapeuta no le llamarán la atención ni se ofenderá por ellos. Muchas otras personas han tenido
los mismos pensamientos.
Tercero, intenta ser estricto
contigo mismo al decidir si una conducta es obsesiva
o no. A menudo, la mejor norma es
asumir que una preocupación es obsesiva hasta que tu terapeuta y tú os ponéis
de acuerdo en que no lo es. Esto se puede
aplicar particularmente cuando
tienes la necesidad imperiosa
de hacer preguntas sobre algún tema para que te tranquilicen. Puede ser
muy duro no preguntar, pero es importante que aprendas a afrontarlo,
sin depender demasiado de tu familia
o amigos. Ellos pueden ayudarte,
sin responder cada vez que preguntes para tranquilizarte o sin facilitarte
el llevar a cabo tus rituales.
Finalmente,
puede ser de gran ayuda
tener un plan
para cuando cometas
errores y cambies algunos rituales. A menudo el mejor plan es “deshacer” el ritual de forma deliberada. Por ejemplo,
si te lavas cuando no lo
deberías hacer podrías
darte la vuelta y tocar
deliberadamente algo sucio.
Tu terapeuta puede ayudarte a trabajar en un plan que te ayudará.
Consejos para la familia y los amigos
Primero, no apoyes sus rituales (por ejemplo lavarse las
manos o comprobar algo), y no lo tranquilices si los lleva a cabo.
Sería más fácil para ti y a el/ella le resultaría más
agradable si cedieras, pero eso hace que los problemas empeoren a
largo plazo. Obviamente
esto puede ser
difícil, pero todos
deseamos ayudar a
quienes queremos. Es en este
momento cuando el principio de “Quien bien te quiere te hará llorar” se
aplica a menudo. El terapeuta puede discutir contigo la manera de manejar la
situación. A menudo lo mejor para quienes
conviven con la
persona que padece
TOC es no
entrar en polémica
y decir tranquilamente “hemos
acordado que hacer esto no ayuda” y entonces abandonar la situación.
Segundo, no te
enfades si tu familiar se olvida del programa
de tratamiento. Enfadarse le haría sentirse peor y acabaría empeorando
el problema. En lugar de eso, intenta concentrarte en apoyar los esfuerzos de
tu familiar y en elogiarlo cuando
hace algo bien. Si rompe los acuerdos
sé firme, pero recuérdale con calma que eso no le ayuda a largo plazo.
Intenta hablar con él/ella sobre algo mucho más positivo.
Recuerda que cuesta mucho esfuerzo abordar un problema como
éste. Aunque sus preocupaciones pueden
no tener sentido para ti, recuerda que el miedo es muy real para quien lo
sufre. Piensa en algo que temas. Por
ejemplo, podrías tener
miedo a las alturas –imagina
lo asustado que estarías
si alguien intentara ponerte en
lo alto de un gran edificio. Eso es justo lo que puede llegar a sentir una
persona con TOC cada vez que se
enfrenta a una
situación que teme,
incluso aunque racionalmente
sepa que el
miedo es infundado.
Cómo mantener la mejora
Primero, es importante
reconocer que necesitarás
mantenerte alerta durante
algún tiempo. Es
fácil equivocarse y caer en los
malos hábitos. Un ritual no significa que tú hayas recaído, pero es algo a lo
que hay que enfrentarse con decisión, antes de que lleve a más rituales. Obligarte a enfrentarte a esos miedos sin rituales y mira cómo disminuyen. Una
buena regla que se puede adoptar es: “¡ Si te asusta, hazlo!”.
Segundo, sabemos que los problemas obsesivos son
generalmente peores cuando estás bajo
algún tipo de tensión. Necesitas estar más alerta en esos momentos y aprender
maneras mejores de afrontar los miedos, particularmente cuando te encuentres estresado. Tu terapeuta
puede ayudarte con esto.
Finalmente, recuerda que tus problemas obsesivos están
vinculados al resto de tu vida. Si tienes una vida plena y satisfactoria, las
obsesiones son probablemente
menos problema. Puedes
también notar que cuando tus problemas obsesivos
disminuyen dispones de más tiempo libre.
Intenta encontrar cosas que te diviertan
en esos momentos: sal con tu
familia o amigos, vuelve al trabajo, recupera
tus aficiones, tus clases. Usa
ahora el tiempo que tienes disponible.
TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO. Una guía para los pacientes y
sus familias.
David Westbrook
Traducción y adaptación: Nadine Riesco
Recopilación: Rosa Nicola. Estudiante de Psicología